• Gratis
  • Clases
    • Niños
    • Jóvenes
  • Ebooks
  • ¡Maestro!
  • Shop
    • Librería
    • Carrito
    • Descargas
    • Mi cuenta
    • Activar mi cuenta
    • Cuenta premium
    • Ayuda
    • Newsletter
    • Servicio
      • Publicar mi libro
      • Crear mi página web
    • Cerrar sesión
  • Acceder
  • Regístrate Gratis
Buscar
Editorial Dinámica Editorial Dinámica Editorial Dinamica
  • Gratis
  • Clases
    • Niños
    • Jóvenes
  • Ebooks
  • ¡Maestro!
    • Revista ¡Maestro!

      Estudios bíblicos por medio de preguntas

      Revista ¡Maestro!

      5 lecciones, la nueva serie de estudios bíblicos para células

      Revista ¡Maestro!

      Los nombres y títulos de Cristo

      Revista ¡Maestro!

      10 Ventajas de liderar un grupo juvenil pequeño

      Revista ¡Maestro!

      104 Preguntas y respuestas bíblicas para afirmar tu conocimiento de la…

  • Shop
    • Librería
    • Carrito
    • Descargas
    • Mi cuenta
    • Activar mi cuenta
    • Cuenta premium
    • Ayuda
    • Newsletter
    • Servicio
      • Publicar mi libro
      • Crear mi página web
    • Cerrar sesión
  • Acceder
  • Regístrate Gratis
Ingresa
¡Bienvenido! Ingresa en tu cuenta
¿Olvidaste tu clave? Te ayudamos
Crear una cuenta
Crear una cuenta
Welcome! Register for an account
Te enviaremos una contraseña por correo electrónico
Recuperación de clave
Recupera tu contraseña
Te enviaremos una contraseña por correo electrónico
Inicio Revista ¡Maestro!
  • Revista ¡Maestro!

El enojo de Ema, y el beso perdido

Ema se levanta de muy mal humor, y tras haber sido advertida, es disciplinada por su padre. Una historia para leer y debatir en clase, o como ilustración para un mensaje / actividad sobre el amor de Dios.

755
Facebook
WhatsApp
Twitter
Pinterest

    Ema se levantaba muy enojada

    Hace unos años, mi niña a veces se levantaba muy enojada por las mañanas. Ya sabes cómo es cuando un miembro de la familia se levanta de mal humor; perturba al resto de la familia.

    Bueno, una mañana se levantó y habló de manera agresiva, y le dije: "Ema, ​​si vuelves a hablar así, tendré que castigarte". Ahora, no era porque no la amaba, era por su propio bien.

    Una mañana se levantó y habló de manera agresiva, y le dije: "Ema, ​​si vuelves a hablar así, tendré que castigarte".

    Todo salió bien aquel día, pero una mañana volvió a despertarse de muy mal humor. No dije nada, pero cuando se estaba preparando para ir a la escuela, se me acercó y me dijo: "Papá, mi beso".

    Le dije: "Ema, ​​no puedo darte un beso esta mañana".

    Ella dijo: "¿Por qué, papá?"

    "Porque has vuelto a enfadarte esta mañana, y por esa razón, no puedo besarte".

    "Vaya, papá, nunca te negaste a darme un beso antes".

    “Bueno, pero esta mañana te comportaste demasiado mal”.

    "¿Por qué no me besas?", dijo de nuevo.

    “Porque has sido agresiva y mala. Tendrás que ir a la escuela sin tu beso".

    Fue a la otra habitación donde estaba su madre y dijo:
    "Mamá, papá no me quiere. No quiere darme un beso. Desearía que fueras y le pidieras que me de un beso".

    Pero su madre dijo:
    "Sabes que tu padre te ama, Ema, pero te has comportado muy mal".

    Ema, entonces, se fue sin su beso y bajó las escaleras llorando como si su corazón se rompiera.

    Ema, entonces, se fue sin su beso y bajó las escaleras llorando como si su corazón se rompiera. No pude contener mis propias lágrimas, y creo que en ese momento, la amé más que nunca.

    Cuando escuché que se cerraba la puerta, me acerqué a la ventana y la vi llorando calle abajo. No me sentí bien en todo el día. Creo que me sentí mucho peor que Ema, ​​y ​​estaba ansioso por que volviera a casa.

    Ese día me pareció muy largo, y cuándo llegó a casa por la noche y me pidió que la perdonara, cuán felizmente la besé y cuán feliz subió ella las escaleras para ir a su cama.

    Es lo mismo con Dios. Él te ama, y cuando te disciplina es por tu propio bien. Si solo vienes a Él y le dices lo arrepentido que estás, con qué gusto te recibirá. Harás a Dios muy feliz, y oh, qué feliz estarás tú también.

    Vía©2019 - Traducido y editado por Editorial Dinámica.
    FuenteDwight Lyman Moody
    Facebook
    WhatsApp
    Twitter
    Pinterest
      Artículo anteriorPalestina, el lugar donde nació Jesús
      Artículo siguienteUna leyenda infantil
      Editorial Dinámica

      Dejar respuesta Cancelar respuesta

      Ingresa para dejar un comentario


      Editorial Dinámica
      © 2021- Editorial Dinámica - Sitio realizado por Lanoxe