Ema se levantaba muy enojada
Hace unos años, mi niña a veces se levantaba muy enojada por las mañanas. Ya sabes cómo es cuando un miembro de la familia se levanta de mal humor; perturba al resto de la familia.
Bueno, una mañana se levantó y habló de manera agresiva, y le dije: "Ema, si vuelves a hablar así, tendré que castigarte". Ahora, no era porque no la amaba, era por su propio bien.
Una mañana se levantó y habló de manera agresiva, y le dije: "Ema, si vuelves a hablar así, tendré que castigarte".
Todo salió bien aquel día, pero una mañana volvió a despertarse de muy mal humor. No dije nada, pero cuando se estaba preparando para ir a la escuela, se me acercó y me dijo: "Papá, mi beso".
Le dije: "Ema, no puedo darte un beso esta mañana".
Ella dijo: "¿Por qué, papá?"
"Porque has vuelto a enfadarte esta mañana, y por esa razón, no puedo besarte".
"Vaya, papá, nunca te negaste a darme un beso antes".
“Bueno, pero esta mañana te comportaste demasiado mal”.
"¿Por qué no me besas?", dijo de nuevo.
“Porque has sido agresiva y mala. Tendrás que ir a la escuela sin tu beso".
Fue a la otra habitación donde estaba su madre y dijo:
"Mamá, papá no me quiere. No quiere darme un beso. Desearía que fueras y le pidieras que me de un beso".
Pero su madre dijo:
"Sabes que tu padre te ama, Ema, pero te has comportado muy mal".
Ema, entonces, se fue sin su beso y bajó las escaleras llorando como si su corazón se rompiera.
Ema, entonces, se fue sin su beso y bajó las escaleras llorando como si su corazón se rompiera. No pude contener mis propias lágrimas, y creo que en ese momento, la amé más que nunca.
Cuando escuché que se cerraba la puerta, me acerqué a la ventana y la vi llorando calle abajo. No me sentí bien en todo el día. Creo que me sentí mucho peor que Ema, y estaba ansioso por que volviera a casa.
Ese día me pareció muy largo, y cuándo llegó a casa por la noche y me pidió que la perdonara, cuán felizmente la besé y cuán feliz subió ella las escaleras para ir a su cama.
Es lo mismo con Dios. Él te ama, y cuando te disciplina es por tu propio bien. Si solo vienes a Él y le dices lo arrepentido que estás, con qué gusto te recibirá. Harás a Dios muy feliz, y oh, qué feliz estarás tú también.