Lee la historia
Ron tomó la caja de un juego de computadora con ambas manos y se la mostró a su amigo Edu. “¡Mira esto!”. La caja estaba ilustrada con vívidas imágenes y el título, StrataWars, se destacaba en letras rojas y plateadas.
“Sí”, dijo Edu, que sabía más de computadoras que algunos fabricantes de software. “Es un buen juego.”
Los ojos de Ron se encendieron como los de un robot de juguete cuando lo pones a funcionar. “¡Tienes que encontrar el camino en medio de una especie de... laberinto subterráneo, y luchar contra serpientes y extraterrestres y animales mitológicos!”
“Ahá...”, murmuró Edu como respuesta.
“¡Y en el nivel 87 te encuentras una nave especial que te permite volar en pedazos el techo del laberinto para salir del Mundo Subterráneo y conquistar otros planetas y otras galaxias!”
Edu sonrió pacientemente y asintió ante el entusiasmo de su amigo.
“¡Y mira, este aviso dice que los gráficos son como ver una película en el cine! ¡Tengo que comprar este juego! ¿Cuánto cuesta?”
“Ron, no puedes comprar ese juego”, contestó Edu.
“¿Qué quieres decir?” Ron dio vuelta la caja, buscando el precio. “Mira, sólo $ 69,95. Yo tengo $ 80 en el bolsillo.”
“No digo que no puedas pagarlo. Digo que no puedes hacerlo correr en la computadora.”
“¿Eh?”
“Necesitas un CD ROM, 2.5 megas de RAM y un monitor color 256. Si tu computadora viera todo lo que necesita para correr el juego, se desmayaría del susto.”
Ron parpadeó rápidamente, como si estuviera tratando de quitarse un polvillo que le hubiera entrado en el ojo. Miró la caja, con sus imágenes en colores, y luego volvió a mirar a Edu.
“No entiendo”, dijo finalmente.
Edu tomó la caja de manos de su amigo lentamente y volvió a colocarla en el estante que compartía con juegos como RotoCop y Dark Mansion.
“Lo siento”, le dijo al compungido Ron.
Pobre muchacho. Tenía una computadora, pero no comprendía que su sistema no podía aceptar un software tan sofisticado como el de ese juego. Su computadora no estaba preparada para correr esos programas y gráficos. Si deseara jugar a StrataWars o a Dark Mansion, tendría que mejorar toda la configuración de su computadora, agregando más RAM, más ROM, y más “aparatitos”.
En ese sentido, la situación de Ron se parece mucho a la del cristiano que sinceramente quiere servir a Dios y ser usado por él. Tomemos a Juan, por ejemplo. Juan tiene 16 años y asiste a una iglesia floreciente. Juan desea estar más involucrado en su grupo juvenil y hasta le gustaría hablar en público... tú sabes, en algún campamento juvenil, una salida evangelística, esa clase de cosas. Pero hasta ahora lo tiene paralizado “el miedo al micrófono”. Ni siquiera piensa en ofrecerse para algo así porque el sólo pensarlo lo hace poner nervioso.
Amanda está en el primer año de su carrera universitaria y se convirtió por medio de uno de los ministerios juveniles de su universidad. Realmente le gustaría discipular a otros compañeros de estudios como su amiga Angela la discipuló a ella... pero le falta confianza. Tiene miedo de “meter la pata” y cometer un error que realmente pueda afectar a la fe de alguna persona.
Mirta está en el último año de la preparatoria y hace dos años que trabaja en el programa infantil de su iglesia. Ama profundamente a los niños de primer y segundo grado con los que trabaja, pero sin embargo, confiesa que “le ponen los nervios de punta”. Mirta sueña con llevar a “sus chicos” a la fe en Cristo, pero aunque aparentemente los niños la quieren mucho, ninguno ha aceptado su invitación.
Juan, Amanda y Mirta son cristianos, y desean sinceramente ser usados por el Señor. Cada uno de ellos está sirviendo a Dios. Pero, así como un poco más de RAM y ROM le permitirían a Ron ejecutar ese programa “fabuloso” en su computadora, la vida vertical equiparía mejor a estos tres jovencitos para el servicio espiritual.
Cuando surgió la necesidad de elegir personas para cuidar de algunos asuntos en la iglesia que estaba creciendo (Hechos 6:1-7), los apóstoles no pidieron que les entregaran los “currículums” de las personas interesadas. No buscaron gente que tuviera títulos universitarios o experiencia en la Bolsa de Wall Street; buscaron “ siete varones (...) llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” (Hechos 6:3). Querían personas que tuvieran“experiencia vertical”, no solamente experiencia profesional, porque sabían que la vida vertical equipa a una persona para el servicio.
Cuando los apóstoles Pedro y Juan comparecieron ante el Sanedrín luego de la resurrección y la ascención de Jesús, presentaron una defensa de la fe tan efectiva que el Sanedrín (el mismo consejo que había sentenciado a muerte a Jesús) se conmovió: “Entonces, viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13). Pedro y Juan habían estado en comunión constante con Jesucristo y eso los equipaba para un servicio efectivo.
Esa es una de las recompensas de la vida vertical. Oh, la vida vertical no te garantiza que jamás desafinarás al cantar un solo, ni que te librarás de los nervios cuando seas llamado a hablar para Dios, ya sea en un auditorio o en un dormitorio estudiantil. Pero el Espíritu de Cristo te equipará y te permitirá que le sirvas en formas (y con una efectividad) que nunca hubieras soñado posibles. Un joven o una jovencita que ha “estado con Jesús”, disfrutando constantemente de la comunión con él, andando en armonía con él, será como una computadora con RAM y ROM ilimitados... y quizás también algunos “aparatitos” más.
En tus propias palabras
El siguiente ejercicio, muy breve, quizá te ayude a descubrir algunas cosas nuevas e importantes sobre el servicio espiritual. Tómate unos momentos para reflexionar y luego contestar estas preguntas:
• ¿Deseas servir a Dios? ¿Crees que él te está guiando a servirle en alguna forma o formas en particular? ¿Cuál, o cuáles?
• ¿Has comenzado a servirle en esa forma? De ser así, ¿cuán efectivo crees haber sido?
• ¿Te gustaría ser más efectivo? De ser así, ¿cómo crees poder lograrlo?
• Lee Hebreos 9:14 y Efesios 2:10. Según estos versículos, ¿para qué has sido limpiado de pecado y creado en Cristo Jesús?
• Lee 1 Pedro 4:10, 11. Según estos versículos, ¿quién te brinda la fortaleza necesaria para un servicio efectivo?
• ¿Quién debería recibir la gloria por el servicio efectivo?